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ENTREVISTA AL CELEBRE FUTURISTA

ENTREVISTA AL CELEBRE FUTURISTA
2 de Enero de 2000 | 01:00




Alvin Toffler es uno de los más prestigiosos intelectuales del mundo, que alcanzó celebridad por haber trazado las perspectivas sobre evoluciones clave del mundo en el siglo que acaba de terminar. Es autor de "El Shock del Futuro" y "La tercera ola". En el comienzo de una nueva era, cuando el futuro del que habla Toffler en sus obras ya ha llegado, hace un balance y una aproximación a las perspectivas para este flamante milenio. Es una entrevista para EL DIA del servicio de Los Angeles Times.
Cuando usted escribió "El Shock del Futuro" hace casi 30 años, el año 2000 era el futuro. Ahora que el futuro está aquí, ¿Estamos todavía en shock? ¿Qué hicimos bien? ¿Qué no?
TOFFLER:La tesis dominante de "El Shock del Futuro" era que el cambio iba a acelerar, una novedosa noción en aquel tiempo. Actualmente, difícilmente hay alguien que lo dispute.
En segundo lugar, dijimos que la gente y las instituciones sufrirían tensiones porque encontrarían difícil hacer frente a la aceleración del cambio. Sufrirían el shock del futuro. Esto ciertamente ha sido correcto.
También colocamos el conocimiento y la tecnología en el centro de este rápido cambio, como el combustible de la aceleración. Dijimos que el conocimiento reemplazaría al capital, a la labor física y a las materias primas como el principal activo de la nueva economía. Y ahora vemos que emergen a nuestro alrededor economías basadas en el conocimiento. Es precisamente esto lo que explica la racha actual de prosperidad en Estados Unidos.
También hicimos hace 20-30 años pronósticos más específicos que han ocurrido: las telecomunicaciones por satélite, la televisión por cable, las grabadoras de video, la computación -incluyendo la interactividad que vemos ahora en la Internet- y agentes de inteligencia artificial. También escribimos sobre el impacto de la genética y anticipamos la clonación de los mamíferos.
También presentamos entonces lo que en la actualidad es un importante tema: los cambios en la estructura familiar. Dijimos que la familia nuclear como entonces se definía -un padre que trabajaba, una madre en casa y dos hijos menores de dieciocho años- no sobreviviría como forma familiar dominante en Occidente. Más bien, como ha ocurrido, esperábamos ver una diversidad de tipos familiares: gente solitaria, parejas sin niños, padres solteros, matrimonios en serie. Esto ha ocurrido.
Nuestros pronósticos se equivocaron en algunas cuestiones triviales. Por ejemplo, imaginamos ropa de papel como parte de la cultura desechable. Esto no ocurrió. Pero tuvimos razón respecto a la idea general detrás de ello: que en una sociedad acelerada, más personas, cosas, ideas y organizaciones pasarían por su vida en períodos más y más cortos.
Lo más importante en que nos equivocamos fue la economía. Fuimos insuficientemente radicales en cuestiones de economía porque éramos jóvenes, inocentes, y todavía creíamos a los economistas.
Hicimos la investigación y escribimos "El Shock del Futuro" a finales de los 1960, cuando los economistas norteamericanos estaban extrapolando una línea recta de crecimiento económico continuo en Estados Unidos, con base en el patrón de las dos décadas anteriores, sin ningún altibajo significativo.
Por supuesto, esta predicción fue seguida poco tiempo después por el embargo petrolero de la OPEP, que envió a la economía a una crisis. Y las nuevas tecnologías de las telecomunicaciones y de la Internet que vinieron después han producido aumentos en la productividad y creación de la riqueza que ninguna proyección en línea recta basada en tendencias pasadas pudo haber anticipado.
Claramente, uno no puede comprender la economía sin considerar la interrelación entre el camino social, la geopolítica, el medio ambiente y la tecnología, por no mencionar la cultura y los medios.
Entonces, ¿tampoco podemos extrapolar un largo período inacabable de bonanza con base en la actual explosión de la bolsa norteamericana de valores alimentada por la Internet?
TOFFLER:Hay dos escuelas de pensamiento sobre lo que ahora ocurre económicamente en Estados Unidos.
Una es la perspectiva fundamentalista de que esencialmente nada ha cambiado cualitativamente en la forma en que funciona la economía del mercado libre. Y que, por ello, los antiguos principios "fundamentales" que relacionan a los activos físicos con el valor real prevalecerán una vez más, llevando a un gigantesco crash, especialmente para todas aquellas nuevas compañías de la Internet que no tienen utilidades pero poseen enormes múltiples en el precio de sus acciones.
La otra visión, adoptada por la administración Clinton/Gore, es que hemos entrado en una "nueva economía" en la que la tecnología de la información y otros avances han aumentado tanto la productividad que el crecimiento continuará (cuando menos hasta pasadas las elecciones) hasta niveles super-celestiales. De nuevo, no se anticipa ningún altibajo de importancia.
Ambas de estas posiciones son erróneas. Los fundamentalistas del mercado claramente están equivocados. La idea de que nada ha cambiado y de que se aplican los mismos principios de la economía de mercado pasa por alto, entre otras cosas, el hecho de que el conocimiento es el factor principal de la producción. El conocimiento, a diferencia del capital y de la labor, es esencialmente un recurso inagotable. Pero la economía clásica del mercado libre trata únicamente sobre la alocación de recursos escasos.
La economía clásica es obsoleta y va a perder toda credibilidad a menos que pueda incorporar en su forma de pensar la importancia de los intangibles.
Por otro lado, los argumentos de la "nueva economía" también tienen bases falsas. El vicepresidente de EE.UU, Al Gore, pretendió ser el padre de la Internet, lo cual desató tantas risas de escepticismo que tuvo que retractarse. Y el presidente Clinton quiere que se le recuerde como el padre de esta nueva economía.
El hecho es que la "nueva economía" comenzó su apogeo a mediados de los 50, cuando la fuerza de trabajo norteamericana se volvió principalmente de cuello blanco, con empleos de servicio en lugar de empleos de manufactura de cuellos azules. La economía americana ha estado cambiando en la dirección de una economía del conocimiento desde entonces.
Sin embargo, si uno cree realmente que los cambios son transformatorios y no incrementales simplemente, si se trata realmente de algo "nuevo", entonces uno debe esperar inestabilidad. El otro lado de un cambio rápido y revolucionario es la inestabilidad. Decir entonces que vamos a tener tanto una revolución como estabilidad en la economía es contradictorio.
Mirando hacia el futuro, ¿qué es lo que usted ve?
TOFFLER:En el siglo XXI creo que vamos a enfrentar una profunda crisis planetaria moral que probablemente acabará con muchos de los preceptos tradicionales de la religión y la filosofía aceptadas. Tendremos que repensar en todas nuestras nociones sobre los orígenes y los destinos de nuestra especie; en suma, la definición misma de lo que significa ser "humano".
La crisis se producirá porque estamos entrando a un período en que, con la aplicación combinada de la genética y la robótica, podremos alterar dramáticamente nuestro ser fisiológico y mental.
Vendrá un momento en que se volverán suficientemente profundas las manipulaciones del genoma humano y de las características del ser humano para que ya no sea clara la línea entre los humanos y los "no humanos", o quizá incluso entre los "humanos" y "post-humanos".
Pero ahora estamos fusionando la tecnología de la información con las tecnologías biológicas. Cuando agregamos a esto una ulterior fusión con la auto-replicación autónoma, la robótica de auto-ensamblaje y lo combinemos con un avance hacia la nano-tecnología (máquinas microscópicas), ya no podremos reconocernos a nosotros mismos.
Finalmente, como si todo esto no fuera suficiente para alterar radicalmente nuestra perspectiva mundial contemporánea, uno tiene que considerar la probabilidad de que, a través de avances en la astrobiología, en algún momento del próximo siglo vamos a descubrir "vida extraterrestre" -ya sea primitiva o más avanzada- en otras partes del universo. Entonces, incluso nuestra noción de "formas de vida" podría cambiar.
Considerados en su totalidad, estos eventos van a transformar nuestra conciencia y auto-percepción de una manera más profunda incluso que la revolución de Copérnico hace casi medio milenio.

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