Medicina para ser más alto

Aunque al principio lo atribuía sólo a un rasgo heredado del abuelo "Chiquito", Laura Oviedo empezó a sospechar que algo andaba mal cuando el mayor de sus hijos fue aventajado en altura incluso por su hermano más pequeño. Y a partir de entonces ese tema se convirtió para el chico en una realidad angustiante; la misma que atormenta a miles de adolescentes y sin embargo hoy tiene en muchos casos solución.

La baja talla no siempre responde a una característica fenotípica. También puede ser producto de algunos trastornos ocultos. Pero una enorme cantidad de padres desconoce esto, o lo descubre cuando es demasiado tarde para que el tratamiento ofrezca ya su mayor efectividad.

Ese problema, explican distintos especialistas, surge porque el momento ideal para detectar un trastorno de crecimiento -entre el tercero y cuarto año de vida- coincide a menudo con cierta deserción a las consultas pediátricas. Los padres que suelen preocuparse tanto por controlar la salud de sus hijos mientras son bebés se distienden a menudo cuando éstos empiezan a crecer, y a veces pasan años sin que nadie controle sus curvas de crecimiento.

Es así que la baja talla suele ser advertida recién por algunas familias cuando los chicos empiezan a ir a la escuela y son los más bajos del grado. Pero es común que tampoco entonces realicen una consulta médica. En la mayoría de los casos, ésta recién llega durante la adolescencia, cuando las posibilidades de tratamiento son más acotadas.

Ser el más bajo del grupo tiene un impacto psicológico enorme, en especial entre los varones al entrar en la pubertad. Con todo, ése no es el principal problema: cuando existe una patología de base y no se la trata, la baja talla puede tornarse invalidante en la adultez.

Es por eso que los problemas de crecimiento en los chicos no son un tema menor dentro las políticas de salud pública. De hecho, nuestra Provincia posee un programa específico para atender estos casos y exige además a las obras sociales cubrir los tratamientos en su totalidad. De no ser así, muy pocas familias podrían costearlos: lograr que un hijo gane unos centímetros de altura puede salir más de trescientos mil pesos.

CUANTO ANTES, MEJOR

Los tratamientos para ganar altura consisten en la aplicación diaria de hormonas de crecimiento a lo largo de años. Y aunque se los utiliza incluso en forma cosmética sin que exista una patología de base, el consenso médico en nuestro país se limita a indicarlos sólo en casos específicos: chicos que tienen baja talla por déficit de hormona de crecimiento, insuficiencia renal crónica, Síndrome de Turner o retardo prenatal de crecimiento.

Este criterio obedece a que fuera de tales circunstancias los resultados son inciertos y, por otra parte, no existe suficiente evidencia para descartar posibles complicaciones.

"Lo ideal es que comenzar a los tres o cuatro años de edad. Por eso es tan importante que el diagnóstico llegue temprano. De todas formas lo que se tiene en cuenta no es la edad cronológica sino el grado de maduración de los tejidos óseos. Por eso en algunos casos se ha podido realizar tratamientos incluso en personas de más de veinte años, pero no es lo común", explica la doctora Zulma Santucci, jefa de la Sala de Endocrinología y Crecimiento del Hospital de Niños de La Plata y una de las mayores referentes en su campo.

Los resultados de la terapia hormonal para ganar altura son variables, menciona por su parte el doctor Luis Guimarey, pediatra especialista en Crecimiento y miembro de la Comisión Provincial Evaluadora de Tratamientos con Hormona de Crecimiento.

"No se puede decir en términos generales cuántos centímetros de altura va a ganar un chico al recibir hormonas, porque lo que hace el tratamiento es reencarrilarlos en su propio programa genético de crecimiento. En otras palabras, les permite alcanzar la estatura que deberían de no haber tenido algún problema. Si los padres del chico miden 1,80 en promedio, entonces es probable que llegue a esa altura. Pero es relativo, porque esto es como intentar reparar un mecanismo de relojería con un destornillador", sostiene Guimarey.

PROMEDIO

El promedio de altura de los hombres en Argentina es de 1,72 metro, lo que equivale al percentil 50. A los fines terapéuticos se considera baja talla a los casos que están por debajo del percentil 3, lo que significa que de cada 100 personas de la misma edad, 97 son más altas