Terminar una carrera universitaria lleva en promedio más de 8 años

Cuando hace 12 años Néstor Fossati llegó desde Dolores para inscribirse en la Universidad con el sueño de ser veterinario pensó que terminar la carrera le llevaría un promedio de entre 6 y 7 años. Sin embargo, a medida que cursaba, las cosas se fueron complicando. Lo primero fue la adaptación. Néstor reconoce que le costó mucho, en los primeros años, ponerse a tono con el nivel de exigencia de la facultad. "Avanzaba a los ponchazos, me costaba mucho", dice. Más tarde, a los problemas de adaptación se sumó la necesidad de trabajar. Exigido por la carga horaria de la facultad, Néstor intento primero arreglarse haciendo changas: desde cortar cercos hasta organizar pizza partys. Pero al poco tiempo eso tampoco fue suficiente y debió sumar horas al trabajo. Trabajó en peluquerías caninas y en veterinarias, arreglándoselas para ir cursando, cada año, las materias que podía. A pesar de todas las dificultades, dice Fossati, nunca pensó en dejar la carrera. Más tarde consiguió un puesto de trabajo en el centro de estudiantes de la facultad y eso le permitió tener más tiempo libre para cursar. Ahora sólo le quedan cuatro finales y los prepara mientras trabaja en tres veterinarias, dos de Florencio Varela y una de City Bell. Calcula que, con los tiempos que le quedan, podrá recibirse este mismo año, durante el invierno.

Como Néstor Fossati, son muchos los estudiantes que ven prolongarse sus carreras muy por encima del tiempo previsto. Los números que maneja la Universidad indican que el tiempo promedio que se emplea para terminar carreras cuya duración oscila entre los 5 y los 6 años fue en 2010 (el último dato disponible) de 8,06 años. En 2007 fue de 9,31. No obstante, para algunas carreras puntuales, ese margen de tiempo se incrementa hasta rondar los 10 años. Son los casos de Arquitectura (9,83), Agronomía (10,68), Medicina (10,21), Veterinaria (10,12) y Periodismo (10,05).

Las razones que motivan estas demoras son tan variadas como los momentos de las carreras que son considerados "cuello de botella" en cada facultad. Con todo, estudiantes consultados por este diario, decanos de facultades y autoridades de la Universidad coinciden en destacar dos razones salientes: la creciente cantidad de estudiantes que trabajan mientras estudian y la traba que representa la tesis y el trabajo final para aquellas carreras que los exigen, en virtud de la dificultad para conseguir profesores que actúen como directores.

Fernando Tauber, rector de la UNLP, destaca que las carreras universitarias se cursan en una etapa de la vida (entre los 20 y los 30 años) en las que intervienen muchas variables: económicas, sociales, familiares, capaces de demorar a los estudiantes en sus carreras y cambiar sus prioridades. Con todo, y aunque afirma que reducir el tiempo de duración de las carreras es un objetivo a lograr y para el cual se instrumentan distintos programas (cursadas en todas las bandas horarias en cada vez más facultades, tutorías y becas), las prioridades de la Universidad son hoy el ingreso, la retención y el egreso de alumnos. "Todos estos indicadores lograron mejorarse. Hoy en la universidad ingresan y egresan más alumnos y se han implementado numerosas medidas para la retención. Ocho años de duración para carreras de seis es un buen promedio si se lo compara con la media de otras universidades del país", afirma.

LAS RAZONES

Hay pocos trabajos en la Universidad que hayan ahondado en las razones de las demoras. Uno de los que puede aportar elementos se hizo con el objeto de motorizar un mayor número de egresos, sobre un total de 12.000 estudiantes de las 17 facultades con más del 90% de la carrera aprobada y que, sin embargo, no se recibían. Entre esos alumnos se desarrolló una encuesta que arrojó tres elementos principales como causantes de las demoras: las tesis y trabajos finales, las correlatividades y el empleo paralelo.

El estudio permitió constatar que el 85% de los alumnos en esa situación (todos de entre 28 y 32 años) trabajaban y reconocían que el trabajo los demoraba en el egreso, pero también los había demorado en su momento en la carrera, impidiendo la asistencia a cursadas o la preparación de finales. Otros, que estudian en aquellas facultades donde se exige tesis, tesina o trabajo final (Agronomía, Periodismo, Ciencias Astronómicas y Geofísicas, Informática, Humanidades, Bellas Artes, Ingeniería y Ciencias Exactas), mencionaban a éste como el principal motivo de las demoras.

Según explica Marcelo Arturi, a cargo de la encuesta, "acá detectamos una falla del sistema, porque hay muchos alumnos que tienen que hacer estos trabajos y, como contrapartida, hay pocos docentes que acepten ser directores de tesis, básicamente, porque es una tarea que se hace ad-honórem".

Interrogados en el marco de la encuesta acerca de qué solución imaginaban para resolver este problema, los alumnos coincidieron en que la clave es ayuda académica. De allí que la Universidad prepara un programa de tutorías similar al que hoy funciona para los alumnos ingresantes, pero orientado a quienes están a punto de recibirse.

Según destaca Tauber, otras iniciativas tomadas desde las facultades, buscan reducir las demoras provocadas por tesis y finales de carrera. Entre ellas, el reemplazo del trabajo final de Ingeniería por un mecanismo de compensación a través del aporte de años de empleo o estudio para el estado, o la inclusión en algunas facultades de materias referidas a metodología de la investigación.

Si la mirada se orienta, no al momento en que el alumno está a punto de recibirse, sino a cualquier momento intermedio de la carrera, el trabajo paralelo pasa a tener un rol central, según indican estudiantes y decanos.

Gustavo Aspiazzu, decano de arquitectura, donde la duración promedio de la carrera supera los 9 años, considera que "este es un problema de larga data y muy difícil de resolver. Por caso, en nuestra facultad, una de las que implementó bandas horarias para que los alumnos que trabajan puedan cursar de mañana, tarde o noche, no logra solucionarse. Esto es porque más del 60% de los estudiantes de arquitectura trabaja mientras estudia y la carrera exige mucho más que la presencia en el aula: hay mucho trabajo domiciliario de dibujo y maquetación que es fundamental y bastante exigente. Y estamos hablando de una de alrededor de 6 materias durante toda la semana, por lo que muchos eligen cursar cuatro en un año y dejar dos y así se van retrasando. Nuestro cuello de botella está entre el primero y el tercer año y la verdad es que este es un problema crónico y no tenemos mucha expectativa de reducir los tiempos en que se cursa la carrera".

Esta situación se refleja también en otras carreras, aunque no hay certeza sobre el número de alumnos que hoy cursan en la universidad mientras a la vez trabajan. Una encuesta difundida en 2010 indicaba que la cifra alcanzaba a tres de cada diez, aunque se cree que en la actualidad podría ser mayor. En la Universidad de Buenos Aires, donde se hizo un trabajo específico sobre el tema, se determinó que el porcentaje de alumnos con empleo alcanza hoy al 63% del total, un 6% más que en 2004.

ESTADISTICA

La cifra de alumnos que, con el 90% de la carrera aprobada, no logran recibirse sumaba en agosto de 2011 más de 15.000; 11.900 en diciembre de 2011 y más de 12.500 en febrero de 2012.