Todavía no tocó y hay polémica

Las plazas de hotelería y camping de la ciudad entrerriana de Gualeguaychú quedaron agotadas en la espera del recital que brindará el sábado el Indio Solari en el hipódromo local, donde se espera la presencia de 150 mil espectadores.

La ciudad comenzó a registrar el martes síntomas del desembarco de Solari y hoy ya muestra ocupación completa para una presentación que la organizacón anuncia como "el recital de música en vivo más grande de la historia de la Argentina".

Un operativo de 1100 policías se ocupará de garantizar la seguridad y que comprenderá la presencia hasta de un helicóptero.

Pero hay otro tema en torno a la visita del Indio y pasa por la exigencia de no pagar una tasa de espectáculos públicos que según se calcula serían más de dos millones de pesos. Y para no perder la posibilidad de que el show se realice en su ciudad, el intendente de Gualeguaychú, Juan José Bahillo, aceptó la condición y sin consultar al Concejo Deliberante, cuando la normativa así lo establece.

"Era enero y el Concejo estaba de vacaciones. No me pareció necesario llamarlo para esto", se excusó el jefe comunal kirchnerista.

Según los cálculos, entre número de entradas en venta (unas 140 mil) y precio ($350), se estima que la recaudación total superaría los 45 millones de pesos, de los cuales 20 se los llevan los gastos de organización del show. El resto es ganancia para el ex líder de los Redonditos de Ricota.

Los más de dos millones de pesos que se dejarían de aportar a las finanzas local se debe a que la tasa de espectáculos públicos en Gualeguaychú es de un 5% y sólo aquellos espectáculos que no son lucrativos están exentos del pago, aunque igual debe contar en el voto de dos tercios del Concejo Deliberante.

En palabras del propio intendente, el no pago de la tasa fue "condición innegociable para hacer el espectáculo", lo que no fue desmentido por los dueños de la productora "En Vivo Group S.A.", a cargo dela organización del recital, quienes no lo desmintieron. Y para no perder la plaza, Bahillo prefirió seguir ese camino al que marcan las normas