Woodstock, el festival de la paz y el amor, cumple los cuarenta

Con paso cansino, vistiendo una túnica naranja, blandiendo una guitarra acústica, luciendo unas sandalias hippies, con voz aguardentosa y pura energía, hace hoy exactamente cuarenta años el cantante Richie Havens se paraba ante una multitud que había llegado desde distintos puntos de Estados Unidos -en una caravana interminable de autos, llevando carpas, atuendos hippies y todas las consignas de la contracultura- para dar inicio a uno de los hitos culturales que marcaron la década del '60: el festival de Woodstock.

Considerado "la madre de todos los festivales", accidentado, polémico y anárquico, el evento reunió a entre 400.000 y 600.000 personas y se convirtió en el primer gran encuentro de la cultura del rock. Sus secuelas fascinan hasta el día de hoy: en la granja de Bethel (localidad vecina a Woodstock) donde tuvo lugar el festival se levanta un museo al que ya peregrinaron más de 70.000 personas y un campo para conciertos, mientras para celebrar el aniversario se preparan reediciones del disco y la película (ganadora de un Oscar) que dejó el festival.

También quedó aquella imperecedora canción de la lluvia (el Oh,oh,oh,oh,oh que aún hoy se canta en algunos grandes recitales) y una promesa relacionada con el 40º aniversario: la de reunir en estos días a las figuras artísticas protagonistas de aquellas jornadas que siguen en carrera y que traerán el recuerdo de los participantes que ya no están, entre ellos íconos como Janis Joplin y Jimmy Hendrix.

LA HISTORIA

Fueron en total tres días de música sin pausa que se extendieron entre el 15 y el 17 de agosto de 1969 y durante los cuales más de 40 grupos y solistas, muchos de los cuales se transformarían en referentes obligados de la cultura rock, desfilaron por el escenario del anfiteatro natural donde se realizó el festival entre problemas de sonido, acoples y una interacción inédita con el público. Entre ellos se contaron Jimmy Hendrix, Joan Baez, The Greateful Dead, The Who, Santana y Joe Cocker.

Pero Woodstock estuvo lejos de ser sólo música. Fue un encuentro inédito que abrió las puertas a los festivales masivos y un acontecimiento social a través del cual se expresó la juventud de la época embanderada en una contracultura que promovía el pacifismo en plena guerra de Vietnam, el consumo de drogas, el nudismo y el amor libre. Todas estas proclamas tuvieron su expresión en el recital, para escándalo de la sociedad de la época, desacostumbrada a las manifestaciones de este tipo.

Todo nació a partir de la iniciativa de John Roberts y Joel Rosenman dos jóvenes de posición acomodada que rondaban los 20 años y que se asociaron con Michel Lang y Artie Kornfeld para invertir 200.000 dólares en un festival que se realizaría en la localidad de Woodstock y reuniría alrededor de 50.000 personas. El anuncio alteró los ánimos en la mencionada localidad y los vecinos airados buscaron evitar por todos los medios que hippies procedentes de todo el país se instalaran en los campos aledaños al pueblo para celebrar el encuentro.

Con todo, los organizadores lograron que un granjero que simpatizaba con el movimiento les cediera un terreno en Bethel, a algunos kilómetros del sitio previsto originalmente. Y en la primera jornada de festival comprobaron que la convocatoria había superado cualquier expectativa: entre 400.000 y 600.000 personas concurrieron al predio sorprendiendo al mundo entero y marcando un jalón insoslayable para la cultura del siglo XX.

Cuarenta años después Woodstock sigue siendo uno de esos hechos _ como la llegada del hombre a la Luna un mes antes _ que sigue definiendo la década de 1960 en la mente popular.

Como muestra de la fascinación con Woodstock existe una abundante cosecha de productos nostálgicos relacionados con el 40º aniversario del festival: una nueva edición en DVD de la película del concierto, un CD remasterizado, la comedia de rock 'n' roll "Taking Woodstock" del director chino Ang Lee y las memorias del promotor Michael Lang.

También están previstas actuaciones de veteranos de Woodstock en el mismo sitio donde se realizó el evento original, que ahora hospeda un museo de los años 60 y un pabellón de conciertos al aire libre.

La leyenda de Woodstock proviene de grandes nombres como Jimi Hendrix y Janis Joplin, quienes tocaron en un espectáculo donde todo salió mal pero terminó bien. Luego vinieron las lluvias, que lo empaparon todo. Tenía todos los ingredientes para un desastre, pero la teleaudiencia estadounidense que sintonizó los noticiarios vespertinos ese fin de semana vio a jóvenes sonriendo y bailando en el lodo. Cuando la película del concierto salió meses después, Woodstock era un símbolo del lado feliz y hippie del espíritu de esa década.