Noche de paz, noche de horror

La escena parece salida de una pesadilla. O de un sueño de una noche de verano. Arbol de navidad de dimensiones épicas arde en una gran plaza. Más abajo un pesebre. Figuras de cera derritiéndose. María, José, los Reyes, el Niño. Las llamas destruyen lo que el hombre había construido. Y Dios te salve María llena eres de fuego y de cera derretida. Manifestantes también ardiendo alrededor. Odio. Rabia. Enarbolando banderas y pancartas y es como si con el fuego quisieran invocar al fuego. Y el infierno acá arriba. Y el apocalipsis de ayer. Calles como desiertos. Autos incendiados. Saqueos. Zombis hambrientos en las calles vagando con los brazos abiertos y con ganas de comerse a más de un banquero y ministro y frenen esos camiones y traigan a esas reses y a esos políticos. Y a comer que se acaba el mundo. Porque ese era el principio. El principio del fin. Y parece que fue ayer pero no: fue hace nada menos que 10 años. Y feliz navidad y feliz fin de nuestro mundo que no fue pero que pudo haber sido. Porque ya se habían soltado a los Cuatro Jinetes. Que andaban por ahí dando vueltas a caballo y por Cavallo. Trayendo las cuatro plagas: la guerra, el hambre, la muerte, la victoria. Y el terror le ganaba a las calles. Y nada de noche de paz, pero mucho de noche de horror.

SADISMO PURO

Y también junto al arbolito, como un regalo, la historia de Barbie y Ken, la parejita perfecta de cabezas rubias y oscuras, los asesinos en serie más espeluznante de la historia de Canadá: Karla Homolka y Paul Bernardo. 23 de diciembre de 1990. Preparativos navideños para las fiestas. Karla decide regalarle a su marido Paul un bonito e inolvidable presente para que nunca más se olvide de esas navidades. Karla duerme a su hermana Tammy y se la entrega a su marido sin envoltorio y como Dios la trajo al mundo. Éste la viola durante un rato hasta que termina asfixiándola con una almohada. Ahí empieza la lista de asesinatos sexuales y filmaciones sádicas. Así matan a dos jovencitas más. Filman esos actos aberrantes. Filman los asesinatos, las violaciones, los gritos. El ojo de la cámara capta el horror que los seres humanos son capaces de perpetrar. La policía no puede dar con los asesinos de los cuerpos de las jovencitas que van apareciendo. Pero son los mismos asesinos quiénes terminarán delatándose. Paul le levanta la mano a Karla una vez, dos veces, todos los días. Hasta que Karla un día se cansa y dice basta y llama a la policía y cuando llegan los uniformados lo cuenta todo. Todo. Incluso hasta entrega los vídeos que tenían filmados con las violaciones para que no tengan dudas. Y es el fin de la locura. Es el fin de Barbie y Ken.

DETRAS DE LA PUERTA

Y bajemos hacia Estados Unidos, a Los Angeles, hasta el modesto suburbio de Covina. La víspera de Navidad del 24 de diciembre de 2008. En el número 1129 de la calle East Knollcrest se respira un aire de ternura navideña. Escenas de alegría y sonrisas por todos los rincones. Veinticinco familiares celebrando. Suena el timbre. Una nena de ocho años abre la puerta y se quedá sin aire al ver que ahí mismo está parado Santa. Su Santa, el que ella siempre espera. Y hasta ahí la historia puede ser conmovedora. Pero no, señores. Santa es Bruce Jeffrey Pardo y la casa es la de su ex mujer y está vestido así para que sus familiares no puedan reconocerlo. Y no trae más regalo que armas y locura. Pardo dispara en la cara de la nena. Entra. Avanza por las habitaciones y abre fuego con una pistola semi automática y feliz navidad para todos. Varios invitados salen corriendo a través de otras puertas e incluso por las ventanas. Pardo mata a nueve personas y deja varios heridos. Luego prende fuego la vivienda. Escapa. Se suicidad a 40 kilómetros de allí, en la casa de su hermano.

Un pequeño milagro entre tanta locura: La nena que abrió la puerta sobrevive.

PARA LA FOTO

Y si usted es un aficionado a las armas y la Navidad lo pone un poco blando y medio nabo, ahora puede combinar su dureza y su ternura. En el polígono de tiro llamado Scottsdale Gun Club de Arizona, Estados Unidos, usted puede tomarse la tradicional foto de Navidad junto al querido Papá Noel mientras luce hermosos rifles y ametralladoras. El lugar se hizo célebre esta Navidad por permitir a todos sus visitantes una foto con el Papá Noel más seguro y armado del mundo. Un Papá Noel que rompió filas en Afganistán y se mandó con su ejército de duendes en una misión suicida que falló y el Gobierno quiso tapar la cosa y ahora lo mandaron a sacarse fotos con la gente como castigo. Lo bueno de toda esta iniciativa es que usted puede ir con sus hijos, inclusive aquellos que son menores de edad. Algunos van hasta con sus bebés. "Las familias y los fanáticos de las armas de todo el Valle tendrán una oportunidad única de ser fotografiados junto a Papá Noel y una increíble mini pistola Garwood de 80 mil dólares, así como una M60, M249 y M240", aseguraba el Club de Tiro en uno de los carteles promocionales del evento. Y Richard Jones, uno de los miembros más antiguos del club, asegura que "te gusten o no las armas, es una gran oportunidad para ir y divertirse".

Y sí, la navidad mata.