Cada vez faltan más médicos especializados en la Región

LA RELACIÓN ENTRE ALTO NIVEL DE RIESGO, BAJA REMUNERACIÓN Y MALAS CONDICIONES DE TRABAJO ALEJA A LOS MÉDICOS DE LAS ESPECIALIDADES CONSIDERADAS MÁS CRÍTICAS

Por OMAR GIMENEZ

La crisis de las especialidades médicas se profundiza en la Región y ya hay problemas para cubrir guardias y cargos por falta de profesionales. La situación, que se puso en debate días atrás, cuando se anunció que se convocaría a cirujanos pediátricos jubilados para cubrir el déficit de esos especialistas en el Hospital de Niños Sor María Ludovica, alcanza a otras especialidades. Actualmente en la Región, y según se indica desde los sindicatos que nuclean a los médicos y desde el Ministerio de Salud, faltan terapistas, neonatólogos, obstetras, pediatras y médicos generalistas. Una carencia que, lejos de ser coyuntural, representa una preocupación instalada en el sistema sanitario y amenaza con profundizarse.

Detrás de esta crisis, que afecta tanto al sector público como al privado, aparecen tres factores que la explican. Las bajas remuneraciones, el deterioro de las condiciones de trabajo -sobre todo por el crecimiento de la violencia- y el temor a los juicios de mala praxis entre médicos que se desempeñan en áreas críticas como las terapias intensivas, los quirófanos o las guardias.

Desde el ministerio de Salud y desde las entidades que nuclean a los médicos se reconoce que en los sectores críticos hay convocatorias a nuevos cargos que quedan vacantes, guardias que no llegan a cubrirse y otras que se cubren con profesionales que no son especialistas (pediatras en lugar de neonatólogos o cardiólogos y emergentólogos en lugar de terapistas).

“Esos profesionales están capacitados para cumplir esas funciones, pero sin las características específicas de un especialista, De alguna manera ese tipo de cosas afectan la calidad de la atención de la población, dice Gonzalo Hernández, prosecretario general de AMRA, uno de los sindicatos que nuclean a los profesionales.

Desde el Colegio de Médicos Distrito I se aportan algunos números que ayudan a asomarse a la magnitud del problema: de los 7.500 médicos matriculados en La Plata son neonatólogos sólo 165, terapistas apenas 81, cirujanos infantiles 18 y especialistas en terapia intensiva pediátrica 6.

Desde la Agremiación Médica Platense se enumeran otras especialidades en las que el déficit de profesionales ya se nota, tales como la obstetricia, la medicina general y la pediatría.

¿Dónde están los profesionales que faltan?: esos médicos buscan mejores perspectivas laborales en hospitales dependientes de la Nación o en el sector privado de capital federal y el conurbano bonaerense.

Pero otra de las situaciones habituales es que dejan de ejercer las especialidades críticas para dedicarse a otras mejor remuneradas o que garanticen condiciones de trabajo menos estresantes.

Una de las principales razones que explican la falta de médicos en algunas especialidades -aunque no la única- es la salarial. Claudio Ortiz, director de Hospitales de la provincia admite que los sueldos que se pagan en el ámbito bonaerense son entre un 30 y un 40% inferiores a los que pagan los hospitales nacionales y que eso lleva a muchos médicos a buscar un mejor horizonte económico fuera de la región. A veces en la ciudad de Buenos Aires. Otras en hospitales bonaerenses con otro tipo de administración, donde los sueldos pueden duplicar a los de La Plata.

Jorge Mazzone, que es presidente del Colegio de Médicos, indica que el problema de estas especialidades es que la remuneración no compensa el grado de estrés que los profesionales viven a diario.

“Un médico actualmente gana un básico de entre 4.000 y 6.000 pesos, de los que se tienen que deducir 800 pesos para gastos previsionales y 1.300 anuales para pagar la matriculación, más otros impuestos. Esto inhibe la decisión de los nuevos profesionales de buscar especialidades que son demasiado estresantes y que están mal retribuidas. Y hace que algunos médicos con muchos años de especialidad dejen de ejercerla, buscando una relación más equitativa entre riesgo y remuneración”.

Y cuando hablan de riesgo, los representantes gremiales de los médicos se refieren a dos tipos diferentes: el primero, el que representa la exposición a la violencia en ciertos servicios críticos, como las terapias o neonatología, en el marco de un sostenido deterioro de la relación médico paciente (se estima que 6 de cada diez médicos sufrieron un episodio de violencia este año). El segundo, el riesgo a sufrir juicios por mala praxis que, en el marco de lo que califican como “una industria del juicio”, afecta actualmente a uno de cada cinco médicos argentinos: principalmente obstetras, traumatólogos y cirujanos estéticos.

El miedo a sufrir este tipo de juicios se hace más concreto, más real, en el marco de guardias de 24 horas en los que los profesionales atienden a una demanda sobresaturada.

“No es la misma lucidez en el campo profesional ni en la comunicación con el paciente y sus familiares, la que tiene un médico al inicio de una guardia que en las horas finales. Y las posibilidades de cometer errores se incrementan”, dice Jorge Mazzone desde el colegio de Médicos

A eso se suma otro hecho: tanto en el ámbito público como en el privado muchas veces son los propios médicos los que tienen que conseguir su reemplazo de guardia. Y si no lo hacen, cubrir la guardia siguiente.

¿Cómo responder a esta situación? Entre las soluciones posibles se estudia incentivar a los profesionales hacia las especialidades críticas reduciendo los tiempos de formación, mejorando las remuneraciones, llevando la duración de las guardias de 24 a 12 horas y actualizando los nomencladores de las obras sociales para hacer más equitativas las remuneraciones para las distintas especialidades. Con todo, hay quienes, como Gonzalo Hernández, se muestran poco optimistas: “sin soluciones de fondo el problema se va a profundizar. Y antes de cinco años, va a estallar en todo el sistema”.

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