El aerosol ya se trepa a los edificios: no se salva nadie

La insólita aparición de un graffiti en la pared de un primer piso de un edificio de diagonal 80, a unos cinco metros de altura, alarmó a los vecinos del lugar y reencendió el debate por las pintadas callejeras, un flagelo que avanza sin control sobre propiedades públicas y privadas de la Ciudad.

El dibujo apareció en la madrugada del sábado y muestra letras redondeadas y llamativos tonos anaranjados con la leyenda “doble 51”, mientras que al costado se distingue una suerte de firma realizada con símbolos similares a los chinos.

Lo que en otras paredes puede ser considerado obra de un artista graffitero, la pintada en un primer piso de un edificio de diagonal 80 entre 3 y 4 despertó la curiosidad de miles de vecinos que a diario pasan por ese sector y el temor de los propietarios.

José Handula vive desde hace 45 años en ese inmueble y todavía no sale de su asombro: “No entendemos cómo pudo llegar a treparse hasta ese lugar, nadie escuchó nada”, sostuvo.

“GRAFFITERO ARAÑA”

Sin embargo, las huellas de las zapatillas estampadas en la pared lateral marcan el camino de lo que algunos bautizaron como “el graffitero araña”.

Para el empleado del kiosco de diarios y revistas que se encuentra en esa cuadra, quien pintó la pared subió al primer piso -que en realidad es parte del techo de una casa de iluminación- a través de una reja recientemente colocada en la puerta del edificio y a la que usó como escalera. Al parecer, una rápida trepada y un salto ágil le permitieron acceder a una pared “virgen” que sólo tenía dos meses de pintada.

Pero para los dueños de los cinco departamentos del edificio fue más que la travesura de un artista callejero y ahora tratan de dilucidar cuál fue el mensaje que se marcó en ese muro.

“Qué es, qué significan esos dibujos que nos hicieron, pensamos que tal vez se trate en una de esas marcas como las que se hacen en los frentes de las viviendas antes de asaltarlas”, dijo el vecino.

Para disipar los temores, y en medio de trabajos de remodelación que se realizan en el inmueble, los vecinos decidieron colocar un sistema de alarmas antipánico en el sector en el que se hizo la pintada. Una chicharra que se dispararía ante la menor pisada.

ALARMAS

“También colocamos alarmas en el interior del edificio, queremos tomar todos los recaudos para evitar cualquier cosa que pueda pasar”, agregó Handula.

No obstante, se aclaró que el graffiti no durará más que unos pocos días, el tiempo que tarde el consorcio del edificio en hacer pintar nuevamente esa pared para que no quede ni el menor vestigio del símbolo que tanto los sobresaltó.

Un poco más resignado, el empleado del kiosco de revistas indicó que la misma persona que pintó arriba también dejó un ilegible símbolo en una de las paredes del puesto. “Esto lo descubrimos el sábado y es muy parecido a lo que está escrito arriba. Nosotros ya estamos acostumbrados a que nos pinten las paredes”, dijo el empleado.

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