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ELDIA |LA CIUDAD

Detrás del show de las flores, una pujante “industria” platense

Hoy empieza la Fiesta de la Flor en la Ciudad. Expone una actividad que ha tenido un inmenso desarrollo en La Plata

22 de Noviembre de 2013 | 00:00
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YUKA YAMAWAKI, CONTINUÓ CON LA TRADICIÓN FAMILIAR Y SIEMPRE SE MANTUVO LIGADA A LA FLORICULTURA. HOY OCUPA LA GERENCIA DE “MERCOFLOR”, EL MERCADO DE PLANTAS Y FLORES MÁS GRANDE DEL PAÍS
YUKA YAMAWAKI, CONTINUÓ CON LA TRADICIÓN FAMILIAR Y SIEMPRE SE MANTUVO LIGADA A LA FLORICULTURA. HOY OCUPA LA GERENCIA DE “MERCOFLOR”, EL MERCADO DE PLANTAS Y FLORES MÁS GRANDE DEL PAÍS


Yuka Yamawaki dice: “La flor nos acompaña a lo largo de toda la vida”. Hace medio siglo, sus padres llegaron desde el Japón y fueron parte de la oleada de inmigrantes que sembraron en nuestra tierra la sabiduría milenaria que traían desde Oriente: allí, la flor se considera el resumen del ciclo vital de todas las criaturas y su efímera duración. Para ellos, la floricultura era entonces tanto un arte como una forma de subsistencia, pero de ese modo echaron raíces a una actividad que brotó en este suelo fértil, hasta convertir a La Plata en el principal productor de flores y plantas del país.

Yuka tiene 51 años y el aroma de las flores perfumó toda su vida. Al igual que sus tres hermanos, decidió seguir con la tradición familiar que sus padres iniciaron en Colonia Urquiza, cuando ella apenas era una niña. Se casó con un floricultor y tuvo dos hijos. Y si bien cursó estudios universitarios y se recibió de contadora, jamás se alejó de la floricultura, una actividad que en nuestra Región creció al abrigo de pequeñas economías familiares, y que hoy concentra casi el 70% de las flores de corte que se venden a nivel nacional.

Así, motivada por el alentador presente de esta industria con sello local, Yuka aguarda con expectativa el inicio de la sexta edición de la “Expoflor”, que desde hoy y hasta el lunes 25 de este mes, se desarrollará en la República de los Niños, de 11 a 21 horas.

Durante la muestra -que es organizada por la Municipalidad de La Plata y cuenta con el auspicio del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación-, pequeños, medianos y grandes productores exhibirán distintos tipos y estilos de flores del cordón verde del gran La Plata.

La Plata concentra casi el 70% de las flores de corte que se venden en la Argentina

Seguir la historia de Yuka es ir tras la senda del desarrollo de la floricultura en nuestra zona. “Esta es una actividad que primero iniciaron inmigrantes italianos y portugueses. En realidad, nace en la zona de Escobar y José C. Paz, hace más de 70 años. Pero después de la Segunda Guerra Mundial vino una nueva oleada de inmigrantes, que en La Plata se radicó hace unos 50 años”, explica Yuka.

Villa Elisa, City Bell, Los Porteños y Colonia Urquiza fueron, al inicio, los puntos que eligieron para instalarse los pioneros de esta especialidad. Con los años, el cinturón verde de La Plata expandió sus fronteras y hoy los invernaderos se repiten aquí y allá en la geografía de Abasto, Estancia Chica, Colonia Santa Mónica, Las Banderitas y El Peligro.

En todos esos lugares, se realiza una producción intensiva que no requiere de una gran superficie para lograr una actividad sustentable. El vigoroso crecimiento que experimentó esta rama productiva es un indicador de esa dinámica: hace 50 años, los productores de flores y plantas eran apenas entre 10 y 15; en la actualidad, son más de 600.

Esta industria se expandió al ritmo que se ampliaron las familias. “Los primeros inmigrantes empezaron a sumar a sus hermanos, tíos, sobrinos y luego a los hijos a la floricultura”, relata Yuka.

Su propia vida es parte de esa interacción, que también permitió cierta movilidad social. Desde la cuna del ikebana -el arte japonés del arreglo floral- el padre de Yuka llegó soltero a Paraguay. “Tres años después -cuenta Yuka-, por medio de una presentación a distancia, llegó mi madre”. Sin haberse conocido ya estaban casados; por entonces, esa práctica era habitual entre algunos miembros de la comunidad japonesa. “Al año nací yo, que soy la mayor y después otro hermano. Entonces decidieron venir a Colonia Urquiza, a trabajar al cultivo de mi tío”.

Al principio, el papá de Yuka trabajó como jornalero -siempre dedicado a la floricultura-, hasta que a los cinco años logró independizarse. “Lo mismo hicieron muchos otros. Eso es lo que permitió, en parte, que creciera el número de productores”, dice Yuka.

“En esa época los que se dedicaban a la actividad eran japoneses, portugueses, españoles o italianos. Hoy se suman también todos los productores que se fueron independizando y que son inmigrantes de países limítrofes, como Bolivia y Paraguay. Además -agrega- de todos los hijos de inmigrantes que continuamos con la actividad de nuestros padres”.

¿Por qué La Plata se convirtió en un importante polo productivo del sector? Hay básicamente tres razones principales. La primera es que “las condiciones del suelo (por su fertilidad) son muy buenas en la zona”. A ello hay que sumarle que se está muy cerca de los grandes centros de consumo, que son capital federal, las grandes ciudades del Conurbano y La Plata. Por último, explica Yuka, “el Municipio nos defiende mucho en lo que es la territorialidad de la zona rural, es decir, no permitió que sea ocupada por los centros urbanos. Desde hace 10 años empezamos a sentir un acercamiento del sector público a la actividad. Nos tienen más en cuenta”.

La especialista afirma que por ejemplo en Escobar (ciudad a la que siempre se asoció a la Fiesta de la Flor) ocurrió exactamente lo contrario. “Las extensiones de tierra fueron urbanizadas y la consecuencia fue que muchos productores vendieron sus propiedades, dejaron esta industria y se dedicaron a otra cosa”.

CADENA PRODUCTIVA

La secretaria de Modernización y Desarrollo Económico de la Municipalidad, Alejandra Sturzenegger, brindó su diagnóstico del presente de la especialidad: “Está creciendo mucho. Y en realidad, lo que pasa ahora es que tiene mayor visibilidad. Además el sector se ha asociado, se han generado lazos de asociativismo entre los productores. A su vez, se ha tecnificado bastante, incorporando maquinarias y nuevas tecnologías”, explicó la funcionaria. En su opinión, “no hay un sólo factor, sino que todo contribuye para la actividad que se vaya fortaleciendo cada vez más”.

Hoy en La Plata hay unos 600 productores (sólo en la rama de la floricultura), pero en el sector sostienen que esa cifra hay que multiplicarla al menos por diez para estimar el número de familias que viven de esta industria.

“El productor es el centro”, explican, pero hacia atrás y hacia adelante en la cadena productiva hay más eslabones. Están desde quienes venden los insumos hasta los técnicos y los que comercializan las flores. “Por eso, si se hace un abanico, no es descabellado pensar en esos números”. En los últimos 20 años, un cambio cultural transformó hábitos de consumo y de uso de las flores

Para hacerse una idea de la dimensión del fenómeno basta con considerar algunas cifras: el año pasado, el desarrollo logrado por la floricultura en el partido de La Plata alcanzó una producción que ronda los 150.000.000 de varas florales, junto a 2.000.000 de plantines para jardinería y 150.000 árboles, arbustos y plantas vivaces.

Para desarrollarse en la floricultura no es necesario poseer grandes extensiones de tierra. En la Región, “hay productores que tienen desde media hectárea hasta cuatro o cinco”, describe Yuka. Con una hectárea cultivada de claveles, por poner un ejemplo, se puede obtener una producción anual de 20 mil paquetes -de cien flores cada uno-.

EL GRAN MERCADO

Hacia diciembre de 1998, la cooperativa de productores de flores y plantas de La Plata decidió abrir sus retoños a una experiencia que hoy convoca multitudes: Mercoflor, un predio de ocho hectáreas que cuenta con 200 puestos de venta de flores y 40 puestos de venta de plantas, que lo convierten en el mayor mercado de su tipo en el país.

Esa iniciativa fue la respuesta asociada ante una situación de gran inflación, en la que los costos de comercialización como el flete, los derechos de venta o las comisiones, “afectaban en una proporción significativa al productor”. Frente a esa realidad, los floricultores se unieron para crear un espacio de comercialización localizado en el centro de producción.

En los últimos 20 años, un cambio cultural transformó hábitos de consumo y de uso de las flores

“En La Plata tenemos dos mercados de flores -explica Yuka-. Mercoflor, al que yo pertenezco (ocupa la gerencia) y la Cooperativa Argentina de Floricultores, que tiene un predio de otras cuatro hectáreas”. Ambos mercados funcionan a la vera de la ruta 36, a la altura de calle 420 a 425, y tres veces a la semana transforman el paisaje de ese barrio con camiones y camionetas que entran y salen cargados de plantas y flores.

En realidad, Mercoflor es un mercado mayorista; solamente pueden acceder los que se dedican al negocio de la flor: florerías, viveros, paisajistas, organizadores de eventos o decoradores. El predio cuenta con 5.760 m2 destinados a la venta de flores y 8.000 m2 para la comercialización de plantas.

En el cinturón verde de La Plata se producen prácticamente todas las especies que existen en el mercado. Se cultiva desde claveles y crisantemos, que son los tradicionales, hasta rosas, camelias, liliums, calas, orquídeas, fresias, clavelinas, gerberas y astromelias; así hasta completar un número cercano a las cincuenta variedades que nutren el mercado nacional.

“Hay que tener en cuenta que desde hace 50 años a la fecha nos acompaña también la modernización y la globalización, que hacen que estemos más cerca del consumidor y se vaya diversificando y adecuando la variedad de la producción a la necesidad de consumo”, explica Yuka.

En ese sentido, para los especialistas se verifica un cambio cultural que repercutió en los hábitos de consumo y producción. “Hace más o menos 20 años, el destino principal de la flor era para actividades funerarias, como cementerios o velatorios”, explica. Sin embargo, el desarrollo de la actividad requirió un cambio de rumbo para adecuarse a los tiempos actuales. “Hoy, los consumos en ese rubro son los mínimos -afirma-. Ahora se usa más para eventos, arreglos florales o regalos”.

Lo que las transformaciones culturales jamás borraron es el profundo y cautivante significado que las flores tienen como portadoras de emociones entre las personas. Por eso, Yuka no duda que en el futuro la actividad seguirá creciendo y a los floricultores platenses cualquier época del año los sorprenderá inventando primaveras.


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