Polémica por los jacarandás platenses ¿en riesgo por una plaga?

LOS ÁRBOLES DE DIAGONAL 73, CON SU EXUBERANTE FLORACIÓN AZUL, CONVIVEN CON EL CLAVEL DEL AIRE. PARA ALGUNOS ESPECIALISTAS ES UN PELIGRO Y, PARA OTROS, UNA PRESENCIA QUE NO HACE DAÑO

Uno de los espectáculos más sorprendentes que ofrece por estos días la Ciudad, los jacarandaes de la diagonal 73, son también para muchos vecinos un motivo de preocupación. Y es que en medio de su exuberante floración azul se advierte en ellos el avance del clavel del aire, una plaga difícil de combatir y que suele considerarse una enfermedad terminal. ¿Pero realmente lo es? La falta de evidencias científicas hace que los investigadores no terminen de ponerse de acuerdo acerca de su peligrosidad.

“Ya están casi todos tomados en mayor o menor medida. Nos hemos cansado de avisarle a la Municipalidad para que se ocupe pero nadie hace nada. Y como viene la cosa en unos años no va a quedar ni uno solo en pie. Una verdadera pena”, dice Miriam Martino, una vecina de la plaza Rocha que se comunicó con EL DIA para manifestar su preocupación.

El panorama descripto por la vecina constituye un fenómeno fácil de observar. A lo largo de los últimos años la población de claveles del aire parece haberse extendido sobre los jacarandaes de la diagonal 73 en forma exponencial. En algunos ejemplares pueden verse colonias enteras de ellos abrazando las ramas como un tapiz vegetal.

Del género de Tillandsia, el clavel del aire es considerado popularmente como una amenaza cuyo impacto sobre los hospedantes varía según el grado de colonización. Cuanto mayor es su avance, mayor se considera el riesgo de que la planta hospedante manifieste signos de decrepitud y termine por morir.

Y es que a pesar de que el clavel del aire no es una planta parasitaria, sino epífita, ya que no vive a expensas de su hospedante, algunos botánicos aseguran que aun así provoca un serio daño segregando sustancias que interfieren el tránsito de los nutrientes por las ramas, compitiendo por la luz o facilitando el desembarco de otros organismos indeseables.

De ahí que para preservar las plantas tomadas por el clavel del aire, algunos expertos consideran esencial retirar los ejemplares adheridos a las ramas antes de su floración para evitar que esparzan sus semillas; una tarea que se realiza en forma artesanal y que puede ser sumamente complicada en algunos casos dado el grado de colonización.

“SIMPLEMENTE CONVIVEN”

Pero lo cierto es que no todos los científicos creen que el clavel del aire constituya para los árboles una enfermedad. “Las opiniones están divididas”, reconoce Corina Graciano, investigadora del Instituto de Fisiología Vegetal, un centro de estudio dependiente de la Universidad Nacional de La Plata y el CONICET.

“Quienes sostienen que el clavel del aire resulta perjudicial aseguran que lo es porque genera un compuesto volátil que teóricamente enferma a la planta hospedante y la termina matando. Pero la verdad es que ese compuesto nunca se ha podido aislar y no existen evidencias de que realmente exista. En cuanto al otro riesgo que mencionan, el del daño por acción mecánica, se requiere que la carga de claveles sea muy grande y las ramas estén ya deterioradas para que se lleguen a romper”, explica la investigadora.

A su entender, los claveles del aire, como las orquídeas y otras plantas epífitas que suelen abrazar árboles enteros en la selva, “simplemente conviven con sus hospedantes”. “Además son nativas de la selva marginal”, señala Graciano al explicar que si esta especie ha avanzado sobre la Ciudad, es sólo porque encontró en ella condiciones propicias para hacerlo.

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