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Complejo desafío para la administración de Obama
Que en los años posteriores a los ataques del 11-S EE UU torturó a presuntos terroristas no es algo nuevo. Sin embargo, los escabrosos detalles revelados el martes por un informe del Senado han dejado a la nación frente a un duro examen de conciencia.
“Hay controversia respecto a algunos detalles, pero lo que no es controvertido es el hecho de que hicimos algunas cosas que transgredieron lo que somos como pueblo”, afirmó el presidente Barack Obama, en una entrevista con Telemundo y Univisión tras conocer el contenido del informe.
El documento, que analiza los polémicos métodos de interrogatorio a sospechosos de terrorismo en los ocho años posteriores al 11-S, concluye que la Agencia Nacional de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) llevó a cabo prácticas “más brutales” de lo que había admitido hasta ahora.
Asfixias simuladas, baños en agua congelada, privación de sueño de más de una semana, alimentación e hidratación rectal, y amenazas de abusos y muerte entre otras crueles prácticas fueron expuestas a la opinión pública nacional e internacional desde el Capitolio de EE UU.
“Así no es como los estadounidenses deben comportarse. Nunca”, consideró el Washington Post en su editorial de ayer, titulado “Los horrores en calabozos de EE UU que nunca debieron haber ocurrido”. “La tortura está mal, dé o no dé resultados. Como un miembro del Gobierno de Obama dijo este martes ‘La razón por la que prohibimos esas técnicas es porque eran contrarias a nuestros valores’”, agregó el diario.
La oposición republicana y destacados miembros de la Administración de George W. Bush, incluido el propio ex presidente, criticaron el informe y defendieron que las prácticas de la CIA permitieron abortar tramas terroristas y salvaron vidas. “Somos afortunados de tener a los trabajadores de la CIA sirviendo para nuestro bien. Ellos son patriotas. Si el informe menoscaba la contribución de la agencia a nuestro país, entonces está equivocado”, expresó Bush antes de su publicación.
“EL PELIGRO NO JUSTIFICA LO ILEGAL”
En el lado opuesto están los que consideran que no existe justificación para prácticas semejantes: “Que algunos de los detenidos fueran altamente peligrosos no autoriza a someterlos a un trato ilegal que avergüenza a EE UU y sirve de herramienta a los terroristas para reclutar nuevos miembros”, esgrimió en su editorial el New York Times. “Los republicanos actúan como si fuera la publicación del informe sobre la tortura y no la tortura en sí misma lo que hace daño al país”, añadió.
En paralelo al debate sobre la legitimidad y efectividad de los controvertidos interrogatorios de la CIA discurre el de la oportunidad de publicar un informe con capacidad de avivar la ira contra EE UU en muchas partes del mundo. “Nunca hay un momento bueno para dar a conocer un informe como éste, pero es importante para nosotros admitir nuestros errores cuando hacemos algo mal. Esto es lo que nos diferencia como país”, argumentó Obama.
“Ningún país es perfecto. Pero una de las fortalezas que hacen excepcional a esta nación es nuestra voluntad de confrontar nuestro pasado abiertamente, afrontar nuestras imperfecciones, corregirlas y hacerlo mejor en el futuro”, remarcó. En el mismo sentido se pronunció una de las más firmes defensoras de poner luz a las prácticas de la CIA, la senadora demócrata Dianne Feinstein, presidenta del comité de Inteligencia y encargada de presentar el informe ante el pleno de la Cámara alta. “Era necesario para restablecer los valores del país”, apuntó.
El documento difundido el martes indica que el tormento aplicado a Abu Zubaydah (un integrante de Al Qaeda capturado en Pakistán en 2002), fue el modelo para los interrogatorios de la CIA: simulacros de ahogo a repetición (hasta dos veces por día), golpes, exposición a ruidos ensordecedores. Los interrogadores tuvieron a mano personal médico de la CIA especializados en los límites de la resistencia humana, mientras funcionarios del gobierno de Bush redactaban los documentos legales acerca de cómo tratar a futuros sospechosos de terrorismo.
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