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Temas |Los chicos, en riesgo por el abuso de los dispositivos

Pantallas en las aulas: el celular, ¿un “intruso” o un facilitador del aprendizaje?

Para tratar una temática recurrente, dos profesores comparten su postura sobre el uso del teléfono por parte de los chicos en las clases. También, un interrogante sobre si existe la posibilidad de regular o prohibir esta práctica

Pantallas en las aulas: el celular, ¿un “intruso” o un facilitador del aprendizaje?
21 de Abril de 2024 | 08:21
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El uso de las pantallas a edades tempranas genera una problemática social que cada vez se estudia más y, desde este diario, ya se ha informado. Con repercusiones probadas en el desarrollo infantil e implicancias en la adolescencia, el abuso de los celulares puede generar efectos difíciles de controlar a futuro. De hecho, como ya publicó EL DIA, repetidos son los casos de niños que deben usar anteojos y esto es una de las tantas muestras no neurológicas de las marcas que dejan los dispositivo en el cuerpo humano.

Por otro lado, el uso de los celulares en el aula es un tema que recurrentemente analizan, administran y regulan los maestros y profesores en las aulas de las escuelas de la Ciudad y la Región. Sobre este tema, en diálogo con EL DIA, Facundo Stazi (profesor, coordinador pedagógico, director editorial, asesor educativo y especialista en Innovación Educativa) opinó que “las tecnologías de ‘venta’ encontraron en estos adolescentes, desprovistos de una conducta de uso y un tanto descuidados por nosotros los adultos, un grupo de consumo poco crítico. Es decir que se está dando un coctel explosivo: chicos con un acceso ilimitado con una mirada crítica poco formada”.

“Destaco los dos momentos en los que está afectando con mayor negatividad el uso del celular. El primero es en las primeras etapas del desarrollo del lenguaje, es decir, a los 3 y 4 años de edad: en ese momento, las pantallas atrasan y complican el desarrollo del lenguaje a punto tal que tenemos alumnos dentro de los jardines que están empezando a hablar cada vez más tarde. La cuestión está en el retraso significativo de las conductas comunicativas. Y, el otro punto clave es durante la adolescencia, sobre todo a partir de 3º año de secundario, y ya vemos algunos desde 2º. Ahí los alumnos se encuentran totalmente abúlicos, desganados, sobrecargados de estímulos que están matando su capacidad de atención”, explicitó el docente.

Como argumento citó: “Tenemos alumnos que son incapaces de poder mirar una película entera sin dejar de ver su celular, sin poder escuchar un disco entero, sin poder escuchar con atención durante 30 minutos y sin chequear sus redes sociales. Ese exceso de falsa ‘facilidad social’ los pone tristes. Tenemos adolescentes tristes, aburridos al extremo y nada los motiva; desganados y descreídos de lo que la escuela pueda hacer por ellos. En eso, el celu algo tiene que ver. De hecho, en el país, el promedio de horas que un adolescente pasa frente a la pantalla es de 5 horas por día; incluso llegan a pasar 8 horas por día si se cuenta el tiempo de televisión o el de consolas de video juegos”.

Para Stazi hay “dos cuestiones a las que debemos atender como sociedad, con la familia y la escuela de la mano”. Dentro de las problemáticas vislumbradas por el educador está “el acceso temprano a la pornografía” y, en este aspecto, reconoció “un impacto profundo dentro de unos años”. “Es algo que preocupa porque es un tema del que todavía no hemos hablado lo suficiente. El nivel de sobre-estimulación que reciben nuestros alumnos en redes sociales bajo una idea de ‘porn-soft’ o ‘pornografía encubierta’ degrada la visión que se tiene de las relaciones afectivas y esto será una batalla con la deberán lidiar en su adultez. Obviamente este acceso está de la mano del celular. El tema realmente es alarmante y hay muchísimo para hablar al respecto”, definió. Seguidamente, completó el planteo sobre los problemas que tienen en vilo a los docentes: “Hoy tenemos una batalla más urgente: estamos viendo dentro de la escuela un aumento de las apuestas en línea. Alumnos de 12 y 13 años... En los más grandes, mucho más... Están metidos en juegos de apuestas deportivas o casinos virtuales. Esto es grave, sobre todo porque algunos creen que pueden ganarle al sistema, y ese sentimiento a los 12 años es un inicio de ludopatía que debería alertarnos a todos. Y claro, a estas plataformas se ingresa por el celular”.

“La mejor de las medidas que podemos adoptar es hablar, entrar en diálogo con nuestros alumnos de todas las edades y también, e incluso aún más importante, hablar con las familias. Necesitamos tomar conciencia colectiva de que el uso del celular debe tener restricciones en favor de acompañar un aprendizaje del uso de la tecnología. Necesitamos que el celular esté al servicio de nuestros alumnos y no al revés”, propuso Stazi.

Respecto a las recomendaciones para las familias, Facundo comentó: “Los padres siempre me plantean: ‘No quiero que use celular, pero si no tiene celular queda afuera de todo’. Lo curioso es que muchas veces me encuentro con los padres de todo un curso que piensan lo mismo. Señores, hablen con los padres de los compañeros de sus hijos, entablen una relación de conocimiento y compañerismo porque necesitamos tomar decisiones juntos. Estamos para acompañarlos, para darles lo mejor que podamos y evitarles lo que les hace mal a los chicos hasta que tengan la edad suficiente y el pensamiento crítico para poder asumir las responsabilidades de sus actos”.

Como referente entre los profesores de la Ciudad, Stazi confesó que “en algunos colegios de La Plata, la prohibición está teniendo algunos éxitos, por lo menos en apariencia”. “Sigo de cerca dos propuestas concretas de dos instituciones diferentes y en ambos casos podemos decir que les está yendo bien. Por lo menos con el primer y gran objetivo que es que los alumnos de secundaria básica (lo más chicos del secundario) no estén todo el día mirando el celu. Este año ha sido una gran revolución al respecto”, concluyó.

Otro punto de vista

Por su lado, Martín Carracedo, docente de secundaria, se refirió a cómo evolucionó el uso de esta tecnología: “En pocos años, pasó a ser un artículo cotidiano para los alumnos que le dan un uso permanente. De hecho, en los últimos años dejó de estar prohibido de utilizar en el aula, lo cual genera dificultades”

“Si bien es una herramienta con muchas utilidades, que permite que los alumnos puedan trabajar con aplicaciones, con plataformas de aulas virtuales donde se les puede enviar material variado, (videos, archivos en word, pdf, ,etc.) lo que más noto es la falta de atención ala clase y, también, entre pares. El hecho de estar constantemente conectados a redes hace que los chicos estén sobre estimulados y se nota la falta de concentración a la hora de realizar las actividades que demanden lectura, análisis de texto, redacción de respuestas elaboradas. Muchas veces se nota que buscan una respuesta rápida, sin tanta elaboración. Además se ve una sensación de ansiedad con el teléfono, de ver si hay algún mensaje, video o foto nueva en las redes, que no les permite enfocarse completamente en la realización de las tareas”, relató.

Concerniente a los comportamientos o hábitos te parecen más preocupantes en los estudiantes debido al uso excesivo de los celulares, el educador se explayó: “El hecho de tener el celular apoyado encima de la mesa hace que el alumno esté pendiente. Escuchar música con auriculares genera que se les tenga que repetir las consignas y pautas de trabajo en las actividades. Además, el hecho de que los chicos, entre ellos, tengan grupo de WhatsApp genera un submundo donde interactúan mientras transcurre la clase, en general, para enviarse memes o stickers, con lo cual están más pendiente de lo que pasa en la red social que de lo que pasa en el aula. A veces se generan situaciones de bullying en estos grupos, que quedan fuera del alcance de los profesores, ya que no vemos lo que están escribiendo, si están acosando a algún compañero del curso o burlándose de algún profesor”.

En torno al tema de las medidas que implementan para regular el uso de los celulares en el aula y cuál fue la efectividad, Carracedo confesó: “En muy pocas escuelas se trabaja de manera consensuada y firme al respecto. En la mayoría, queda en manos de cada profesor cómo abordar el uso del teléfono. En mi caso, dejo utilizarlo ya que tengo aulas virtuales de Classroom donde les envío material variado, ya que la actual situación social dificulta el acceso a fotocopias por parte del alumnado. En la clase, voy recorriendo el salón, tratando de controlar que usen el celular con fines pedagógicos y llamándoles la atención en caso de qué estén redes sociales distrayéndose”.

Concomitante a las recomendaciones para las familias de la Región, el docente aconsejó que los padres y las madres “obren con el ejemplo”. “Una mejor convivencia en el hogar podría lograrse si se pactan momentos donde no haya pantallas encendidas, puedan conectarse y tener momentos de calidad. Hay que inculcarles a los hijos que la escuela es importante y que deben minimizar el uso de los celulares, solo para momentos de esparcimiento como en los recreos”.

“Como docentes debemos ser ejemplo y mostrar que el celular lo usamos exclusivamente con fines pedagógicos, para enviarles material, leer, realizar cálculos. Debemos enfatizar el dialogo, crear momentos de trabajo sin pantallas, sin música, para generar un buen clima de trabajo en el aula. En caso de no lograr estos acuerdos, no dejar que pase, realizar notas o actas que muestren que el alumno no se comporta como corresponde y que eso lo perjudica tanto a él como a sus compañeros, ya que no se logra un ambiente cómodo para poder aprender”, concluyó.

La voz de las autoridades

En el plano legal, dentro de la Provincia de Buenos Aires, en 2016 se habilitó el uso de “de los distintos dispositivos tecnológicos, en el ámbito escolar, por parte de los alumnos y los docentes, como recurso pedagógico didáctico, incorporando los dispositivos como parte de su planificación anual y enmarcados en el Proyecto Institucional en los acuerdos que le dan sustento”. Así reza el artículo 2 del Resolución N° 778/16 de la Dirección General de Cultura y Educación (DGCyE) bonaerense.

Sin embargo, en marzo de este año, un proyecto que entró a la Legislatura provincial con el propósito de que se prohiba el uso de teléfonos celulares en las escuelas primarias.

Si bien los aparatos son hoy una herramienta clave en el aprendizaje, a veces se tornan un obstáculo en las aulas porque pueden generar distracción. Es por ese motivo que se presentó un proyecto de ley, por parte de Emmanuel González Santalla, senador de Unión por la Patria, en el que se plantea las restricción al uso de los celulares por parte de los alumnos primarios.

Asimismo, hace 13 meses, la diputada provincial de Juntos por el Cambio, Catalina Buitrago, presentó un proyecto de ley donde se busca limitar el uso de teléfonos celulares por parte de los alumnos en las escuelas bonaerenses.

Según comentó por entonces la legisladora, la iniciativa legislativa tiene entre sus principales objetivos, recuperar el aprendizaje de los niños perdido por el exceso de la tecnología.

Sobre estos puntos, EL DIA consulto a dos diputadas provinciales por La Plata: Lucía Iañez, de Unión por la Patria, y Julieta Quintero Chasman, de Juntos por el Cambio.

Respecto al proyecto que presentó un legislador de su mismo partido, la primera legisladora nombrada anteriormente lo consideró de “súper atinado al momento que estamos viviendo”. “Soy docente de la universidad pública y, si bien el celular es una herramienta que puede ser una herramienta pedagógica, también es una distracción permanente. Además, está demostrado la dificultad en la atención y la ansiedad que produce el celular”, explicó Iañez

En cuanto al objeto del proyecto de Santalla, Lucía opinó: “Es un buen ejercicio empezar a pensar que, al menos, en la dinámica de los niños y niñas menores de 13 años, pueda existir una línea de trabajo que tendrá que estar avalada, pedagógicamente”.

“Me parece súper importante poder escuchar aquellos que planean y que estructuran las herramientas pedagógicas y los contenidos de clase respecto del uso celular en la Educación Primaria. El celular es una herramienta que, en general, tiende a distraer especialmente cuando el acceso al contenido es masivo. Tenemos que animarnos a regular, junto a la universidad pública y a especialistas informático, para crear mecanismos o programas de control para el uso de celulares en las escuelas”, concluyó Iañez.

Por otro lado, Julieta Quintero Chasman, con una visión distinta, expuso: “Soy defensora de incorporar e implementar soluciones tecnológicas en cada uno de los procesos y temas que hacen a la diaria de los gobiernos y la vida cotidiana de todos”.

“Creo que la tecnología, bien implementada, midiendo los procesos y resultados con datos, garantizando las implementaciones que la vuelvan la herramienta para generar más trasparencia y trazabilidad y complementándola desde lo ético y las protecciones necesarias, mayoritariamente es positiva”, consideró como aspecto general del atravesamiento tecnológico en la educación.

Por último, explicó: “Al margen de que también creo que el sistema educativo no está adaptado a la realidad de hoy. Se pensó en otra época, para otra sociedad. El avance tecnológico es tan dinámico que el sistema educativo tiene mucho por cambiar y por hacer para que realmente sea potenciador y transformador para nuestros chicos y sea más justo con nuestros docentes”.

El uso de los celulares en el aula es un tema que analizan todos los expertos

El abuso de los celulares puede generar efectos difíciles de controlar a futuro

 

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Hay profesores que incluyen al dispositivo como parte de la clase / Web

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